La vida de Lur habría sido muy distinta, si el mordisco de otro perro no le hubiese arrancado una de sus manos, cuando todavía era una cachorra de poco más de un mes.
Su anterior propietario intentó ayudarla, pero el esfuerzo y la dedicación que iba a necesitar pusieron a prueba a este humano que, lamentablemente, se rindió muy pronto. Así fue como esta mutilación hizo que Lur entrase a formar parte de la vida de Pérrikus, y por extensión, de nuestras vidas.
Ella ahora tiene 2 años, sin embargo, su cuerpo está tan dolorido como el de una anciana. Ha ido apañándose con su muñón, pero el desgarro del hueso hacía que las astillas se le clavasen cada vez que apoyaba la pata. Por otro lado, la pata derecha, su “pata buena”, hace tiempo que dejó de serlo. El esfuerzo de estos años, sumado a una mala postura al caminar, le ha provocado una dolorosa sobrecarga.
Esta situación ha hecho pasar a Lur por quirófano para limpiar el corte del hueso y así prepararlo para la colocación de una prótesis. La operación ha sido un éxito, así que esta semana comenzarán las mediciones para poder fabricar su ansiada prótesis.
Ella aún no lo sabe, pero todavía le queda mucho trabajo por delante. Cuando se haya adaptado a su nuevo miembro ortopédico volverá a entrar en quirófano, esta vez para operar su deteriorada pata derecha.
Es indudable que el camino va a ser largo, duro y por qué no decirlo, caro. Pero nos negamos a sentenciar a esta perra tan joven y tan llena de alegría. Se merece la oportunidad de tener una vida normal y nosotros estamos decididos a ayudarla a conseguirlo.
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