Elegir a un perro tímido o inseguro supone un esfuerzo extra para los adoptantes, especialmente para aquellos que no tengan experiencia previa, por eso es una decisión que ha de ser meditada y sopesada. Hay que tener en cuenta que el trabajo y la dedicación serán mayores, pero a cambio podrás experimentar algo único: la satisfacción que produce ver cada pedazo de armadura que se va desprendiendo.
Cuando se adopta a un perro de estas características, hay que tener claro que conseguir algún tipo de mejoría puede llevar mucho tiempo, y en los casos más extremos es muy probable que la recuperación total nunca llegue. Pero cualquier avance será un regalo para el animal, porque la inseguridad es un sufrimiento, si alguna vez la has padecido lo sabrás.
CÓMO AYUDAR A UN PERRO INSEGURO
Un perro tímido necesita confianza, y la manera de conseguirla es trabajar con él para fortalecer el vínculo que os una. La PACIENCIA va a ser tu gran aliada. Tienes que ser consciente de que cada perro necesita su tiempo, deja que sea él mismo, no le presiones, acompáñale en cada paso que vaya dando, siempre a su ritmo, no al tuyo. No fuerces una caricia, deja que sea él quien vaya a buscarla. Con este tipo de perros los plazos no existen, por eso es muy importante no frustrarse, no rendirse y sobre todo no perder los nervios. Normalmente los perros de estas características han tenido experiencias muy traumáticas con los humanos, su desconfianza está más que justificada y recuperar algo tan frágil como la confianza requiere mucho tacto y mucho tiempo. Tómalo como un trueque, tú le ayudarás a ser más feliz y él a ti a ser más paciente.
Una manera extraordinaria de ayudarle sería con la presencia de otro perro. Que teman a los humanos no significa que sientan lo mismo hacia sus congéneres, de hecho, si en la familia hay otro perro equilibrado y cariñoso, en principio, la recuperación será más exitosa. Ver que otro perro interactúa contigo y se muestra tranquilo y feliz en tu presencia despertará su interés hacia ti y le ayudará a comprobar que no existe peligro.
Una vez que hayas conseguido establecer este vínculo de confianza podrás ir exponiendo al animal a sus miedos, eso sí, será de manera paulatina, muy poco a poco. Enfrentarle a su miedo de golpe os devolverá a la casilla de salida, y todo lo que hayáis trabajado no servirá de nada.
LOS TÍMIDOS DE PÉRRIKUS
La timidez es más frecuente de lo que parece, y creemos que no debería ser un motivo excluyente a la hora de elegir a un perro. Como has visto, existen técnicas que con trabajo y paciencia ayudan mucho. Si decides iniciarte en la aventura de derribar corazas, adoptando a un perro de estas características, en nuestro albergue te esperan Farah, una galga de mirada dulce, que necesita una segunda oportunidad. Junco, el perro que probablemente inventó la expresión “meter el rabo entre las piernas”. Helena, que aunque es juguetona con otros perros, desconfía de los humanos. Mamba, una galga que desearía ser invisible. Yeiko, un perro joven que no acaba de superar su miedo hacia las personas. Malita, dulce y tímida a partes iguales. Sol, una perra tímida pero curiosa, que aún tiene mucho trabajo por delante. Mayo y Junio, dos hermanos que aunque fueron recogidos siendo cachorros, siguen sin confiar en las personas. O Isla, una preciosa perrita que tiene auténtico pánico hacia los humanos. Todos estos ejemplos no son más que una muestra de los muchos perros que comparten esta peculiaridad y que viven en nuestro albergue. Pese a todo, siguen esperando ser parte de la vida de alguien. Probablemente no consigan tener afinidad con todas las personas, pero el humano que los adopte será único para ellos. Ese humano será su humano, su compañero, su refugio… De ahí la importancia de adquirir conciencia de la decisión, antes de dar el paso.
Estamos seguros de que todos ellos mejorarían en un entorno familiar, donde el trabajo y el cariño fuesen individualizados. Es la única manera de sacar a la luz a esos seres maravillosos que llevan dentro, por eso no desistimos en la búsqueda, queremos encontrar a cada uno de ellos una familia que tenga ganas de ayudarles.
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